martes, 16 de febrero de 2021

ARETUSA Y ALFEO

 

 En la mitología griega suelen aparecer historias de amor que se combinan con las fuerzas naturales, los lugares considerados sagrados y las divinidades. Uno de esos casos es el que se refiere a Aretusa (náyade o ninfa de las aguas dulces de menor caudal que un río) y Alfeo (dios del río del mismo nombre ubicado en el Peloponeso).

El nombre Arteusa deriva del griego antiguo areté: virtud.

Narra el mito que la bella y casta cazadora Aretusa despertó la pasión del dios fluvial Alfeo. Cuando éste la persiguió y estaba por atraparla, surgió la diosa Artemisa en defensa de la náyade (del verbo griego náo: fluir). Esta diosa, entre otras funciones, protegía la virginidad de las doncellas. Era hija de Zeus y Leto, hermana melliza del dios solar Apolo. También estaba asociada con la la fertilidad y la caza.




Para impedir que Alfeo se apoderara de Aretusa, Artemisa o Artemis la convirtió en una fuente sagrada de un lugar distante: la isla de Ortygia, en las inmediaciones de Siracusa (Sicilia). Los griegos en su expansión por el mundo mediterráneo fundaron una gran cantidad de colonias en Sicilia y el sur de Italia, que se convertiría en la Gran Grecia (Magna Grecia), destacándose las poblaciones de Siracusa, Agrigento, Gela y Nápoles entre otras.

De acuerdo a la misma historia mitológica, si se arroja una taza de madera en el río Alfeo de Grecia la misma reaparecerá en la fuente de Aretusa. Esta creencia se debe a la creencia de que dicho río al desaparecer en el interior de la tierra, sin llegar a desembocar en el mar, continúa su curso de manera subterránea en búsqueda de la ninfa.


Ricardo Azcarate


No hay comentarios:

Publicar un comentario