miércoles, 27 de enero de 2021

LA URRACA. Etimología, historia y latrocinio

 Este término refiere tanto a un pájaro vocinglero europeo (de casi medio metro de largo, pico y pies negruzcos, plumaje blanco en el vientre y parte de las alas y negro con reflejos metálicos en el resto del cuerpo) de la familia de los córvidos como a cierta ave americana semejante al arrendajo.  Es domesticable. Se caracteriza por hurtar objetos pequeños y brillantes. 


En general no es agresiva, pero una variante australiana durante los últimos años se convirtió en un peligro contra la población de Bella Vista. A la manera de un caza bombardero se arrojaba sobre otros animales y personas para picotearlos. Declarada plaga, terminó siendo aniquilada.


En sentido figurativo, esta palabra se aplica a una persona charlatana y también a quien tiene la inclinación de recoger y guardar las cosas que encuentra. Provendría, aparentemente, de un antiguo nombre personal femenino castellano de origen ibérico: Urraca. 

Otra posibilidad es que sea una voz de origen onomatopéyico. Se nos ocurre una tercera hipótesis. Urraca podría originarse en el vasco urratu: rasgar, romper, desgarrar. La urraca sería un pájaro característico por esas acciones. Varias reinas de España y Portugal han llevado el nombre Urraca. Se destaca entre ellas la reina de Castilla y León Doña Urraca, hija de Alfonso VI. Vivió entre fines del siglo XI y principios del XII. Primero casó con Raimundo de Borgoña y luego, tras la muerte de éste, contrajo enlace con Alfonso I de Aragón. De esa manera se unieron las coronas de Castilla-León con la de Aragón. No obstante, terminaron enfrentándose y Alfonso la repudió. 




El teatro y los romances se han ocupado de estas mujeres gobernantes. Urraca, por otra parte, es el nombre de un cacique centroamericano de  Boruca (Costa Rica) que en el siglo XVI dirigió una rebelión contra los españoles durante nueve años. Los europeos ambicionaban el oro de la región. 

La asociación entre un nombre de mujer y esta ave de la familia de los cuervos estaría dada por su grito fuerte y áspero, considerándose que  las mujeres son más estrepitosas y locuaces que los hombres. La misma relación aparece en otras lenguas. El inglés magpie está formado a partir de Mag (hipocorístico de Margaret). El latín tardío gaia (grajo) derivaría del nombre femenino Gaia. En la misma lengua castellana también aparece la voz marica (hipocorístico de María) para designar a la urraca. 

Entre las numerosas leyendas folklóricas argentinas relacionadas con los orígenes de los animales, hay una referida a la urraca. Alberto Franco en la obra “Leyendas del Tucumán” refiere la siguiente:

“Había una vez una costurera ladrona, coqueta y orgullosa que tenía la costumbre de quedarse con parte de las ricas telas que le traían para su trabajo. Así se vestía lujosamente y cambiaba de trajes muy a menudo. Un día fue una mujer muy pobre para que le hiciera un vestido de dos colores: azul y amarillo. La costurera le pidió, como de costumbre, que comprara más cantidad de tela de la que necesitaba. A pesar de que el gasto era grande, la mujer cumplió con sacrificio sus indicaciones. Con los retazos que le quedaron, la costurera pudo hacerse un precioso vestido azul de pechera amarilla, y llena de vanidad lo lució en una fiesta. Pero aquella mujer pobre, que era la Virgen, para castigarla le hizo perder su forma humana y la convirtió en urraca. Aún lleva el traje de dos colores que la delató, y sigue siendo, como entonces, ladrona, coqueta y orgullosa."


Ricardo Accurso

lunes, 18 de enero de 2021

LENGUAJE, IDENTIDAD Y COSMOVISION

 LENGUAJE, IDENTIDAD Y COSMOVISION


Probablemente la revolución más decisiva en la historia de la Humanidad no fue ni la francesa ni la neolítica; ni su avance más decisivo la invención de la rueda o de la imprenta. Tal vez el paso crucial en la historia del hombre, el logro que marcó su destino, alejándolo para siempre de las restantes especies animales, fue el desarrollo de un lenguaje articulado. Probablemente nuestro antepasado el homínido sólo se convirtió en hombre cuando consiguió desarrollarlo.
El proceso de humanización es sinónimo de instauración del lenguaje que caracteriza a nuestra especie. 




La lengua es el logro más insigne de la humanidad. Con más matices que cualquier obra de arte. Más versátil que cualquier instrumento. Más complejo y sutil que cualquier otro sistema, es capaz de convertirse en seña de identidad por la que la gente está dispuesta a matar y a morir. Porque cada pueblo tiene su peculiar formar de hablar, que le confiere su identidad y lo diferencia de otros pueblos. La lengua es uno de los rasgos primeros, y más evidente, de entre los que otorgan a otra persona la condición de miembro de nuestra propia comunidad o ajeno a ella. Pocos factores colaboran tanto a crear conciencia de comunidad diferente como el hablar una lengua distinta. Casi todos los nacionalismos modernos, de dentro y de fuera de nuestras fronteras, tienen como substrato —aunque no necesariamente exclusivo— una minoría hablante de una lengua distinta de la que habla la mayoría.
En España, los nacionalismos con algún arraigo son aquellos en que se ha mantenido, en mayor o menor medida, la utilización de una lengua distinta del castellano (catalán, vasco, gallego). Y fuera de nuestras fronteras, el esquema se repite entre flamencos y valones en Bélgica, irlandeses e ingleses en Irlanda, turcos y griegos en Chipre, kurdos en distintos puntos del Oriente Medio. Puede decirse que entre dos poblaciones hablantes de lenguas diferentes existirá con gran probabilidad conciencia de ser dos pueblos diferentes. Y por el contrario, cuando hay una forma homogénea de hablar en una comunidad, no será difícil que se sientan un pueblo único, una sola nación. No hay medida más eficaz para erradicar los nacionalismos que el suprimir las diferencias lingüísticas. 
Ni forma más eficaz de potenciarlos que el mantenerlas o acentuar las. Y eso lo saben muy bien los políticos de uno y otro signo. 




Esa capacidad diferenciadora o unificadora de la lengua tiene motivos profundos.
La lengua es la ventana por la que el hombre contempla su mundo.
Aprehendemos y aprendemos la realidad mediatizados por la lengua que nuestros padres nos legan en herencia. Cuando enseñamos a hablar a un niño, no sólo le proporcionamos un instrumento de comunicación con sus semejantes.
También le imponemos un determinado análisis e interpretación de la realidad que lo rodea. La concepción que cada hombre tiene de la divinidad, de sus semejantes, de las relaciones de familia, del mundo, está indisolublemente implicada en la lengua materna en que rompió a hablar. Puede decirse que si conociéramos la lengua de un pueblo, aunque ninguna otra cosa supiéramos de él, estaría a nuestro alcance una buena parte de sus opiniones, creencias, concepciones; en una palabra, de su Weltanschauung.
Pues bien, el hecho de que usted y yo seamos indoeuropeos implica que un día, en un pasado remoto, fuimos, o mejor: nuestros antepasados y los antepasados de todos los demás pueblos indoeuropeos fueron un solo pueblo; un pueblo que hablaba una misma lengua, tenía conciencia de comunidad y compartía una misma concepción del mundo.
Hoy los indoeuropeos estamos esparcidos por los cinco continentes y hablamos multitud de lenguas variadas, que no nos permiten entendemos entre nosotros. Y por ello hemos perdido hace mucho tiempo la conciencia de nuestra unidad.


Francisco Villar: LOS INDOEUROPEOS Y LOS ORÍGENES DE EUROPA. LENGUAJE E HISTORIA. 

PECES Y LETRAS COMO SÍMBOLOS ESCATOLOGICOS (final de los tiempos)

 En 1938, a través de su texto "Los misterios de la letra Nûn", René Guénon interpreta la doctrina tradicional de los ciclos cósmicos-humanos (concepción circular del tiempo, opuesta a la lineal presente en las sociedades modernas, y asociada con el mito del eterno retorno) a través del simbolismo de dos alfabetos considerados por él sagrados: el árabe y el sánscrito. Los concibe de esa manera porque vehiculizan de manera directa las revelaciones de una fuerza superior, sagrada. El latín y el griego antiguo no reciben  la calificación de sagrados porque los textos considerados tales por el pensador francés se utilizaron para traducir lo que originalmente se había escrito en hebreo o arameo.

La letra nûn, común a los alfabetos árabe y hebreo, y que termina la primera mitad del alfabeto árabe, corresponde simbólicamente a la BALLENA (es así que el profeta Jonás es llamado Dhûn-Nûn) y de una forma general al pez, considerado esencialmente como el "pez salvador": el Matsya-avatâra de los hindúes o el Ichthus de los primeros cristianos.




La ballena, en este aspecto, juega también el mismo rol que el DELFIN y, como éste, corresponde al signo zodiacal de CAPRICORNIO, en tanto puerta solsticial que da acceso a la "vía ascendente", pero es tal vez con el Matsya-avatâra que la similitud es más flagrante, como lo muestran las consideraciones extraídas de la forma de la letra nûn, sobre todo si se la relaciona con la historia bíblica del profeta Jonás.

Escribe Guénon: "Para comprender de qué se trata, es necesario ante todo recordar que Vishnu, manifestándose bajo la forma de pez (Matsya), ordena a Satyavrata, el futuro Manu Vaivaswata (1), construir el arca en la cual deberán ingresar los gérmenes del mundo futuro. Bajo dicha forma de pez guía seguidamente el arca sobre las aguas durante el cataclismo que marca la separación de los dos Manvantaras o ciclos cósmico-humanos ("eras de Manu") sucesivos, el decadente moribundo y el naciente.

El rol de Satyavrata es aquí similar al de Seyidnâ Nûh (Noé), cuya arca contiene también todos los elementos que servirán para la restauración (palingenesis o nuevo nacimiento) luego del diluvio (o catástrofe cósmico-civilizatoria)."


Información extraída básicamente de: 

Jean Robin: RENÉ GUÉNON. TEMOIN DE LA TRADITION (p.219)

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(1) Manu es el Legislador Primordial y universal, cuyo se nombre se encuentra bajo diversas formas en una gran cantidad de pueblos antiguos. Recordemos, por ejemplo, el Mina o Menes egipcio, el Menw celta y el Minos de los griegos.

miércoles, 13 de enero de 2021

LOS PRIMEROS ENCUENTROS (poesía de Arseni Tarkovski)

 

LOS PRIMEROS ENCUENTROS

Arseni Tarkovski

Cada instante de nuestros encuentros
celebramos, como una presencia Divina,
solos en todo el mundo. Entrabas
más audaz y liviana que el ala de un ave;
por la escalera, como un delirio,
saltabas de a dos los escalones, y corrías
a través de las húmedas lilas, llevándome lejos,
a tus dominios, al otro lado del espejo.



Cuando llegó la noche, recibí la gracia,
las puertas del altar se abrieron,
y brilló en la oscuridad, en el espacio
la desnudez, y se inclinó lentamente,
y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!",
y enseguida percibí la insolencia
de esta bendición. Dormías,
y para pintar tus párpados de aquel azul eterno
las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.
Tus párpados azules ahora estaban
serenos, y tibias tus manos.

En el cristal se percibía el pulso de los ríos,
el humo de los cerros, el resplandor del mar,
y una esfera en la palma de la mano sostenías,
de cristal, y dormías en el trono,
y ¡oh Dios Santo! eras mía solamente.



Al despertarte, había transformado
el común lenguaje cotidiano
y con renovada fuerza se colmó la garganta
de vocablos sonoros, y la palabra "tú", tan liviana,
quería decir "rey" ahora, revelando su nuevo significado.
De pronto, en el mundo todo ha cambiado,
hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana,
cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos,
el agua, dura y laminada.

Fuimos llevados hacia el más allá,
y se abrían ante nosotros, como por encanto,
las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,
la menta se extendía bajo nuestro pies,
las aves seguían nuestro camino,
los peces remontaban nuevos ríos,
y el cielo se abrió ante nuestros ojos...
Mientras seguía nuestra huellas el destino,
como el loco, armado de una navaja.


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Esta poesía aparece recitada en el inicio de la película EL ESPEJO de Andrei Tarkovski, hijo del poeta. 
En esta películas son constantes las referencias a la literatura rusa (Dostoievski, Chejov, Pushkin) y también a la Divina Comedia de Dante Alighieri. 

EL AMOR BRUJO y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS

  

De manera inversa a LA DIVINA COMEDIA de Dante Alighieri, que expresa una ascesis, una anábasis, un movimiento anagógico(1) (es decir, un ascenso hacia estados superiores del ser, una elevación del espíritu), en EL AMOR BRUJO -la última novela del genial Roberto Arlt- se describe un descenso a los infiernos (una catábasis o movimiento catagógico). 




Así, Estanislao Balder (el protagonista principal) en el apartado LLAMADO DEL CAMINO TENEBROSO experimenta la siguiente situación:

"... buscaba romper los vínculos que lo ligaban a la sociedad de sus semejantes, para penetrar al subsuelo(2) donde se movían las larvas. Refiriéndose a semejante estado, decía Balder luego: 

'Si en aquellas circunstancias, un ser superior a mí, se me hubiera acercado para pronosticarme los millones de minutos de sufrimiento que me aguardaban, no habría retrocedido en mi propósito de estar junto a Irene(3). Cada pulgada cúbica de mi cuerpo exigía imperiosamente la prolongación del hechizo a que me había sometido la jovencita. Era imperiosamente necesario para mí el recorrido de esa misteriosa trocha de subsuelo humano, donde los pálidos recuerdos subconscientes, los ancestrales monstruosos(4) y los destinos ciegos aguardan para nutrirse de nuestra sangre, que allí les será concedida en profundos vasos.'"

Ricardo Accurso

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(1) Platón emplea el verbo anagein cuando se refiere a orientar la existencia hacia el topos uranos,el Cielo o mundo de las Ideas, de las cuales el mundo terreno es una pálida sombra, una mala copia.

(2) Inmediatamente recordamos MEMORIAS DEL SUBSUELO de Fedor Dostoievki, uno de los escritores más frecuentados, junto con Pío Baroja, por Roberto Arlt.

(3) Irene es la jovencita de la cual se enamora Balder (un hombre que ya tiene una mujer y un hijo), la cual ejerce un influjo rayano con lo sobrenatural. Se conocen "fortuitamente" en la estación ferroviaria de Retiro, donde Irene fija su mirada misteriosamente en Balder. Esta relación enfermiza recuerda a EL PARASITO de Arthur Conan Doyle, con la diferencia de que en esta novela del escritor escocés la mujer cautivadora no presenta ningún atractivo físico, al contrario, y es mucho mayor en edad (prácticamente una anciana) que el joven sobre el cual irradia un magnetismo avasallante que doblega su voluntad y lo esclaviza. Curiosamente, Irene es un nombre de origen griego que significa "paz", no reflejando para nada una relación caracterizada por la agonía, el combate entre potencias contrarias que llevan a Balder al terreno de la insanía mental.

(4) Aquí pareciéramos estar escuchando a Howard Phillips Lovecraft.

EL SIMBOLISMO DE LA RUEDA. ALQUIMIA Y ASTROLOGIA

 

De los numerosos símbolos que aparecen en una u otra tradición o civilización, alejados en el espacio o en el tiempo y que son idénticos, merece especial atención el símbolo de la rueda. No sólo porque éste se da en todas las culturas de las que tenemos noticia, sino también por las innumerables posibilidades que brinda, la diversidad de campos que abarca y la acción concentradora que ejerce en el estudio y el ordenamiento indispensable en cualquier investigación seria.

Por otra parte, las relaciones de todo tipo a que se presta este símbolo parecen indefinidas, así como sus conexiones con otros pentáculos igualmente tradicionales. La esfera es en la tridimensionalidad lo que el círculo es en el plano. Sabido es que el el símbolo de la rueda se representa gráficamente como un punto y la circunferencia a que da lugar por la irradiación de sus posibilidades. Mientras el punto central (o eje de la rueda) permanece fijo e inmutable, la periferia se mueve y gira alrededor de él.



En efecto, siendo el símbolo de la rueda la expresión del movimiento y la multiplicidad, también lo es de la inmovilidad original y de la síntesis. Es, asimismo, la expresión simbólica de la expansión y la concentración.

De la energía centrífuga, que parte del centro a la periferia, y de la energía centrípeta, que retorna a su centro, eje o fuente. Para volver a extenderse una vez más, siguiendo una ley universal a la que obedecen las mareas de los mares (flujo y reflujo) y la tierra (condensación, dilatación). Así como la diástole y la sístole, la aspiración y la expiración del hombre o del universo, es decir, tanto de lo microcósmico como de lo macrocósmico.

Es este símbolo también la manifestación de lo que siendo apenas virtual (el punto) genera un espacio o plano (que delimita la circunferencia). Es curioso observar que el punto central y la circunferencia, "que juntos conforman la figura del círculo", constituyen el emblema astrológico del sol, que es el padre de la vida, la que produce por irradiación de su energía hasta sus propios límites.



Y está obviamente ligado, por lo tanto, con el espacio y el tiempo, y asociado o unido a cualquier idea de cosmogonía y creación.

En este mismo sentido, el movimiento superficial de la rueda, o externo, estaría vinculado con la manifestación, mientras la virtualidad, la inmovilidad del punto central o eje, se hallaría conectada con lo inmanifestado.

En la nomenclatura alquímica, el punto y la circunferencia y a veces sólo un círculo (simbolizado por Uróboros, la serpiente que se muerde la cola), son imágenes de la vida y su origen, de la sucesión y la simultaneidad. Y también del oro entendido como rey de los metales o símbolo de la perfección mineral. 

Hay que recordar que la alquimia sostiene que la energía de los astros en los cielos se cristaliza en la de los minerales, siendo ambas análogas entre sí.

Esto es lo mismo que decir que existe una reciprocidad entre cielo y tierra y viceversa. Es innecesario agregar que estas relaciones están invertidas la una con respecto a la otra y que la perspectiva o visión varía según se tome un punto o el opuesto.




Lo mismo sucede con el punto central y la circunferencia a que da lugar. Siendo estos términos complementarios, están sin embargo jerarquizados. Lo más alto es el cielo, lo más bajo es la tierra. "El hombre acata las leyes de la tierra, la tierra acata las leyes del cielo" (Tao Te King).

Es imprescindible un punto central o eje para que la circunferencia o la rueda existan, no así a la inversa. Hay una correlación , pero también una preeminencia con respecto a la mitad superior (cielo) y a la mitad inferior (tierra) de una esfera.

Las modalidades especiales del símbolo de la rueda surgen por la irradiación, o por la "actualización", de las "potencialidades" del punto central, que se hace "presente" en el tiempo, creando un campo espacial.


Federico González: EL SIMBOLISMO DE LA RUEDA (Buenos Aires, Kier, 2006)

martes, 12 de enero de 2021

AUGUR Y AUGURIO

 

La palabra augurio, que suele utilizarse comúnmente en la expresión "buenos augurios", proviene de augur, nombre con el cual en la antigua Roma se designaba al sacerdote encargado de observar e interpretar los fenómenos celestes. Estos eran considerados símbolos de la voluntad divina. De esa manera, rayos, truenos o relámpagos eran interpretados como mensajes emitidos por los dioses. También en la adivinación del futuro, misión fundamental de los augures, se tenían en cuenta otros fenómenos considerados señales de la buena o mala voluntad divina: vuelo, nutrición y canto de los pájaros, movimientos de animales terrestres, incidentes producidos durante la observación.


El augur era pues un adivino que interpretaba fenómenos naturales como presagios de lo por venir.  La voz castellana agorero deriva directamente del latín augur.


El augurio es la observación de los fenómenos citados y el resultado de dicha operación : la profecía, el presagio. El castellano agüero es el resultado de la evolución lingüística sufrida a través de los siglos por el latín augurium, siendo augurio una forma culta (cultismo).



Cabe acotar que el pájaro es un símbolo de la divinidad, representando su vuelo la ascensión desde lo terreno hacia lo celestial. No es casual que en la tradición cristiana el espíritu santo se simbolice a través de la paloma. Una connotación similar presenta el ave Fénix, además de estar asociado con la regeneración y el paso de una vida inferior a otra superior.

Toda actividad que se iniciaba o todo emplazamiento habilitado tras el consentimiento de los augures - una vez presagiada la buena voluntad de los dioses- se denominaba inaugurado o inaugurada. Se inauguraban así magistraturas, sacerdocios, fiestas, templos, poblaciones, etc.

Los augures efectuaban sus observaciones en un espacio rectangular denominado auguráculo, vestían la toga praetexta y su insignia era el lituus, especie de cetro con el extremo curvado.




Como manifestación de las creencias populares, los augurios han sobrevivido a la desaparición de las antiguas sociedades. Sobre todo en ámbitos rurales los augurios han gozado de una gran vitalidad. Descubrimos así que en algunas regiones españolas, como Galicia, hasta no hace mucho por lo menos se consideraba el hecho de derramar sal o de caerse una tijera al suelo como un presagio de muerte. También en Galicia tenemos las sinais (señas o señales) : ruidos, luces o voces misteriosas que anuncian la muerte para quien los percibe. También hay augurios de buena fortuna o suerte, por ejemplo el derramarse vino o caer encendido un fósforo (cerilla) al suelo. 

Augur, augurio y demás palabras de la misma familia están formados a partir de la raíz indoeuropea aug- que expresa la idea de aumento, aumentar, siendo justamente estos dos términos otros derivados de tal base lingüística.        


Ricardo Accurso


lunes, 11 de enero de 2021

ARUSPICE

 



Esta palabra deriva del latín aruspex, cuya forma más antigua era haruspex. Este era un sacerdote-adivino que existía entre los etruscos. Más tarde esta figura (como tantas otras prácticas e instituciones) fue tomada por los latinos o romanos que eran vecinos de los etruscos (asentados en la región de Toscana) y a los cuales terminaron dominando. Los etruscos, a su vez, habrían tomado este oficio y su práctica -la aruspicina- de culturas orientales, más precisamente, de la Mesopotamia asiática. Libros antiquísmos, que se han perdido, recogían este arte de la aruspicina. En los mismos se enseñaba a observar e interpretar un conjunto de fenómenos, en especial el aspecto de las vísceras de las víctimas sacrificadas, consideradas símbolos de la voluntad divina. La aruspicina adquirió una gran importancia en la antigua Roma. 


Haruspex es una palabra compuesta formada a partir de haru -voz que se presume de origen etrusco y significaría entrañas- y specere : ver. Haru (que sería la forma singular del plural hara) sería de la misma base lingüística que el sánscrito (lengua indoeuropea de los antiguos hindúes) hira. Así, en sentido etimológico, el arúspice es quien ve (examina e interpreta a través de la vista) las entrañas (de los animales ofrecidos en sacrificio). Además de obtener un pronóstico o anticipación del porvenir, el arte de la aruspicina tiene una finalidad expiatoria.

Cicerón en su tratado "De la adivinación" expresa lo siguiente : "Habiéndose creído que el arte de los arúspices ejercía una gran influencia sobre la marcha de los sucesos, arte concerniente a la interpretación y expiación de los prodigios, se tomó de Etruria toda esta ciencia".

La aruspicina se denominaba hieroscopia o hepatoscopía si se limitaba a la observación del hígado y extispicina si se extendía al conjunto de los vísceras exceptuando el cerebro : corazón, estómago, hígado, intestino, pulmones, bazo, riñones y útero).

Cada una de estas entrañas que se hallan en el medio del cuerpo del hombre o de otros animales son consideradas espejo del orden cósmico en su funcionamiento. Pueden pensarse también a la manera de un libro cósmico. En este tipo de adivinación dentro de la tradición europea se han establecido correspondencias entre los riñones y Venus, el hígado y Júpiter, el bazo y Saturno. Los chinos, por su parte, han asociado las diversas entrañas con elementos naturales considerados básicos. Así, se relaciona el bazo con la madera, los pulmones con el fuego, el corazón con la tierra, el hígado con el metal, los riñones con el agua.

Por otra parte, cada víscera y hasta cada parte del hígado (lóbulos, vesícula biliar, canales) es visualizada, en tanto anatomía sutil, como un sitio energético. El corazón es el centro simbólico de la espiritualidad, los pulmones de la intelectualidad, el hígado de la vitalidad, etc, pero las diversas escuelas abocadas a este tipo de arte no están siempre de acuerdo sobre este punto. 


Ricardo Accurso



domingo, 10 de enero de 2021

SAGRADO, SACRO, SACRISTÁN y SACRILEGIO

 




Sagrado y sacro

Se denomina sagrado a todo aquello dedicado al culto de una deidad o digno de veneración o respeto.  Esta palabra deriva del participio pasado latino sacratus : sagrado, venerable, augusto.  El verbo sacrare significa dedicar a un dios y está formado a partir de sacer, el cual significa tanto sagrado o dedicado (a un dios) como maldito o execrable. Este último sentido, aunque poco usado, aparece también en el castellano sagrado. Otra acepción poco conocida de sagrado es la de asilo para delincuentes, es decir, para gente considerada maldita, execrable, detestable. La base indoeuropea es sak-ro (sagrado), que en última instancia remite a la raíz sak- : volver sagrado.
El adjetivo sacro y la forma femenina sacra derivan del latín sacer, -cra, el cual como hemos visto se aplicaba tanto a lo santo, venerable o augusto como a lo maldito y execrable (en tanto dedicado, consagrado, a los dioses infernales). 
El verbo sacrare presenta el mismo sentido ambiguo, pues significa tanto santificar, dedicar u ofrecer algo a una divinidad (y en un sentido más amplio a cualquiera) como maldecir (es decir, dedicar un mal). También contaba con otras acepciones : hacer inviolable e inmortalizar. 
En tanto sustantivo, sacro deriva del latín sacrum, que tenía los siguientes significados : objeto sagrado o para el culto/ acto o ceremonia religiosos/ sacrificio/ sacrificios o culto domésticos/ misterios/ templo. 
Un hueso del cuerpo humano se denomina asímismo sacro. Es un hueso impar, medio y simétrico situado entre ambos ilíacos o coxales (con los cuales forma la pelvis), debajo de la columna vertebral y encima del cóccix. Está formado por la soldadura de cinco vértebras y sirve de soporte básico a la columna vertebral. Sacroilíaca se denomina a la articulación del sacro con los dos huesos ilíacos. Sacroxalgia o sacroxitis es la afección sufrida por esa articulación por un proceso reumático degenerativo o de tipo tuberculoso. Algia e itis son sufijos de origen griego que significan respectivamente dolor e inflamación.
También aparece este término en un topónimo : Monte Sacro. Se trata de una colina romana, cerca del puente Nomentano, donde se retiraron los plebeyos en los años 493 y 448 a.C. para protestar contra su situación de inferioridad y reclamar derechos similares a los que tenían los patricios.
Dos imperios europeos llevaron el nombre de sacro : el Sacro Imperio Romano y el Sacro Imperio Romano Germánico. El primero pretendía ser el heredero del Imperio Romano de Occidente y fue fundado por Carlomagno en el año 800 (por esa razón también se lo conoce como Imperio Carolingio). Desapareció tras la muerte de su hijo Ludovico Pío a consecuencia de la división consagrada en el tratado de Verdún (843). El segundo surgió por el mutuo acuerdo entre el poder de los papas romanos y el de los emperadores germánicos. Se inició con el rey de Alemania Otón el Grande, coronado en Roma en el año 962. Aunque su apogeo se dio en los siglos medievales mantuvo su existencia más o menos formal hasta 1806, cuando Napoleón I lo suprimió. Francisco II de Austria fue su último emperador.
La Divina Comedia de Dante Alighieri suele denominarse el poema sacro. 


Sacristán

Es la persona encargada de cuidar los ornamentos y el aseo de una iglesia y de ayudar a su sacerdote en el servicio del altar. Proviene del latín medieval sacristanus y éste de sacrista, que literalmente significa "el encargado de los utensillos sagrados". La raíz sacr- ya la hemos visto anteriormente. En cuanto al sufijo -ista se traduce como "quien hace" o " (la persona) caracterizada por".
También se aplica esta voz con el sentido de persona tonta.
Sacristanejo es un diminutivo de sacristán. 
Sacristanía designa al cargo o dignidad de sacristán.
En latín clásico tenemos un término parecido a sacristán : sacrifer, -era, -erum (respectivamente masculino, femenino y neutro). Designaba a quien llevaba las cosas sagradas. El verbo fero en latín significa justamente llevar, portar.
La sacristía o sacristanía es el lugar de las iglesias donde se guardan los ornamentos u objetos del culto y se revisten los sacerdotes (es decir, donde se visten con las ropas adecuadas para las ceremonias religiosas).
La sacristana es la esposa del sacristán. También se aplica este sustantivo a la religiosa encargada en los conventos del cuidado de la sacristía y de todo lo necesario para el servicio de la iglesia.
Sacrismoche o sacrismocho es quien anda vestido de negro como los sacristanes y, además, derrotado y sin aseo. 


Sacrilegio

Es la profanación, violación, lesión o robo de algo sagrado (persona, cosa o lugar). Proviene del latín sacrilegium y éste de sacrilegus : ladrón de objetos sagrados, impío, profanador. Es un sustantivo compuesto por sacri (sagrado) y legus, derivado del verbo legere : reunir, recoger, coger, robar. Acotemos que legere dará origen al verbo castellano leer.
El sacrílego puede serlo por acción consumada o intención. También se puede aplicar esta denominación a lo que sirve para cometer un sacrilegio.
El francés sacrilège, el italiano sacrilegio y el inglés sacrilege provienen también de la palabra latina citada. En alemán hallamos un término de otro origen : Gotteslästerung. A través de éste se designa tanto el sacrilegio como la blasfemia y el reniego. Esta palabra está compuesta por la forma genitiva de Gott -el nominativo Gott se traduce como "Dios" y el genitivo Gottes como "de Dios"- y el sustantivo Lästerung: blasfemia, calumnia, difamación, maledicencia, dicterio. 



TULIPÁN y TURBANTE

 

El nombre que designa a una planta de raíz bulbosa y a su flor se origina en el turco tüllbend, significando "turbante", debido a la forma de dicha flor. El turco toma esa palabra del persa dulband (turbante: tocado propio de las naciones orientales que consiste en una faja larga de tela rodeada a la cabeza). 

En el siglo XVI obsequiar un tamo de tulipanes implicaba regalar una fortuna. En ese tiempo era una flor muy especial, una mercancía de lujo, equiparable a un metal precioso. Con el valor de un bulbo de tulipán se podía adquirir una casa en Amsterdam, por entonces uno de los principales centros comerciales y financieros del mundo.





La aplicación de ese nombre a esta valiosa flor procede de una confusión y no de su semejanza con el turbante. Un embajador europeo en Turquía hacia fines de la Edad Media y principios de la Moderna supo preguntar por el nombre de la flor que ornaba el turbante de un hombre. Creyendo que el europeo se refería al tocado, le respondieron con la voz que designaba al turbante.




En el siglo XVI los turcos, poseedores de un poderoso imperio asentado sobre el antiguo Bizancio o Imperio Romano de Oriente, establecieron los festivales de tulipanes durante las noches de luna llena, asociándolos con el amor, el romance. Simultáneamente, arribaban a Europa las primeras semillas de la planta de marras. Fueron sembradas por Clusius en el Jardín Medicinal Real de Praga. Poco después Clusius llegó a ser el conservador de los Jardines Botánicos de la ciudad neerlandesa de Leiden, llevando con él la colección más grande de tulipanes.
Con el transcurso del tiempo, al generalizarse su cultivo, el valor de los tulipanes disminuyó drásticamente, provocando la ruina de no pocos cultivadores del mismo.


Cecilio Lasheras