El inglés y alemán wolf y el castellano lobo tienen el mismo origen.
La palabra inglesa deriva del anglo-sajón wulf y éste del germánico wulfaz.
El término germánico aparece en la composición de varios nombres, como Rodolfo, Raúl, Adolfo y Ataúlfo.
Rodolfo y Raúl: "el sabio consejero", asociándose lobo con la creencia en su astucia. La forma germánica está compuesta por redh- (consejo) y wulfaz.
Ataúlfo o Adolfo (adal-wulf): "lobo (guerrero) noble". En alemán moderno adal dio edel, presente también en el nombre de una flor: edelweiss. Símbolo de la fidelidad, del amor eterno. Literalmente podría traducirse así: "noble como la blancura" (weiss: blanco). Es el mismo caso de Blancanieves (blanca como la nieve).
Lobo proviene del latín lupus.
En griego antiguo tenemos lykos, de donde licántropo (hombre lobo) y licantropía, combinación de lykos y anthropos (hombre).
Estas tres voces derivan del indoeuropeo wlpo, variante de wlkwo, que valdría por "el que desgarra".
El italiano volpe (zorro/a) también se origina en esa raíz indoeuropea.
El patronímico López literalmente significa "hijo de Lobo", al igual que el catalán Llopis. En esa lengua románica de la península ibérica llop es la forma que tomó el latín lupus, que a su vez lo habría tomado de la rama osco-umbra de las lenguas itálicas.
Lúpulo, de latín lupulus, es de la misma familia, significando literalmente "pequeño lobo" (el sufijo -ulus indica diminutivo). Se habría denominado así a esta planta trepadora por la creencia en su acción destructiva respecto del suelo, asimilándola al carácter del lobo.
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